Este jueves, un asteroide de entre 3.5 y 8.5 metros “rozará” la Tierra; tiene por nombre 2023 BU y cruzará, en su punto más próximo, por el extremo sur de Sudamérica, rescata la BBC. La distancia no será menor a los 3,600 Km, similar a la que orbitan los satélites geosincrónicos.

El asteroide fue hallado por el astrónomo aficionado Gennadiy Borisov en Crimea; el mismo que en agosto de 2019 observó por primera vez el cometa interestelar 2I/Borisov.

Si bien es cierto que la NASA niega un impacto directo con el planeta, el suceso señala la existencia de asteroides de un tamaño significativo que viajan próximos a la Tierra y no son identificados sino con poca anticipación —Borisov dio cuenta de él apenas durante el fin de semana—. Los astrónomos hacen un esfuerzo constante por identificarlos y evaluar los riesgos; los peligros verdaderos son las rocas que suman varios kilómetros de diámetro.

El asteroide que terminó con la vida de los dinosaurios tenía un diámetro de 12 Km; paradójicamente, aquellos permitirían una identificación temprana. Son los que tienen un tamaño de 150 metros aproximadamente, los que resultan difíciles de detectar y suponen algún riesgo local.

La NASA también ha compartido que, incluso si el cuerpo rocoso llegase a impactar, se convertiría en una enorme bola de fuego al contactar con la atmósfera; se desintegraría como ocurrió con el meteorito Chelyabinsk en el sur de Rusia por 2013.

El descubrimiento de Borisov fue ratificado por el Centro de Planetas Menores (MPC), responsable de medir y confirmar la posición de pequeños cuerpos celestes, rescata el diario ABC. Fue el sistema de evaluación de riesgos de impacto Scout —de la NASA— en el Jet Propulsion Laboratory, California, el responsable de calcular las órbitas y trayectos posibles para evaluar los riesgos reales.

Aunque el asteroide 2023 BU no representa un peligro real para el planeta, el profesor Don Pollacco, de la Universidad de Warwick, ha dicho para la BBC: “Sin embargo, es probable que haya muchos asteroides por ahí que permanecen sin ser descubiertos y que podrían penetrar en la atmósfera, golpear la superficie y causar un daño significativo”.