Muchas personas en el mundo encuentran que tienen un peor estado de ánimo en días grises, o en temporada de lluvia o invierno. ¿Es posible que el clima tenga un efecto significativo sobre la afectividad humana? Bien, todo apunta a que es así.

Es sabido que países nórdicos europeos —y en general naciones con un clima frío, lluvioso y con días cortos— tienen un índice superior a la media en lo que a consumo de psicofármacos se refiere. El uso de antidepresivos suele compensar los efectos de la falta de luz solar, que es muy importante en el día a día.

Por lo pronto, sabemos que la exposición al sol aporta vitamina D y dispara la segregación de serotonina; ello se traduce, por lo general, en un mejor estado de ánimo —humor, tranquilidad, alegría— y en una reducción de los niveles de irritación. El invierno y las temporadas de lluvia impiden este elemento natural que sirve para equilibrar la mente.

Otra explicación sobre la tristeza, apatía y ansiedad que puede sufrirse en los días grises es el cambio de hábitos: las personas prefieren cancelar planes, quedarse en casa, pasar más tiempo solos, etc. Además, hay una operación biológica extra que lo empeora, es que la oscuridad del ambiente —que aparece con días nublados— favorece el aumento de la melatonina, la hormona que nos prepara para dormir y que “desactiva” el cuerpo ante la inminencia del descanso.

De esta manera nos encontramos con niveles bajos de serotonina, aumentos de melatonina, y días solitarios en casa si no concretamos planes para salir. Muchas personas pueden llegar a desarrollar trastornos del estado de ánimo cuando se mudan a países con peores condiciones climatológicas, por ejemplo. Incluso los locales llegan a sufrirlos, aunque se especula que por sí, sin otros factores de riesgo, no llegan a ser una variable determinante.

Las recomendaciones tienden a promover actividades que estimulen el cuerpo y la mente en estos días grises. Hacer el esfuerzo por salir y convivir con otras personas es también importante. Finalmente, si el asunto es prolongado y los síntomas crean un gran malestar subjetivo, lo mejor es contactar con un profesional de la salud para estudiar posibles soluciones farmacológicas o no farmacológicas.