"Muerte sin testigo", de Óscar Xavier Altamirano: un thriller psicológico que lleva la novela negra al terreno de la conciencia
Por: Redacción
4 Nov, 2025
En Muerte sin testigo, Óscar Xavier Altamirano lleva la tensión del thriller a un nivel poco común: el de la complejidad interior. Lo que en apariencia se presenta como un relato de crimen, deseo y sospecha –una mujer muerta, un escritor acusado, un entramado de corrupción– poco a poco se revela como una indagación en la fragilidad de las versiones con las que sostenemos la realidad. La novela se lee con la intensidad de una novela negra, pero una vez descartadas las distintas posibilidades de la intriga, permanece lo más importante: el trasfondo del alma humana: ¿Qué hacemos con la culpa y la destrucción que dejamos tras nuestros actos? ¿Quiénes somos y por qué? Y, más importante aún, ¿cómo podemos seguir adelante con nuestras vidas?
Una historia de deseo, culpa y autodestrucción donde la verdad y la mentira se confunden con la fragilidad humana
Frankie Armstrong, el protagonista, es un escritor en plena crisis creativa, sentimental y vital. Pero de eso nos vamos enterando con sutileza. Vive en Manhattan junto a su esposa, Maddie, y en las primeras páginas nos enteramos de que algo no va bien. Alquilan un estudio de su propiedad a Lauren McKellen, una exmodelo y fotógrafa que es hallada muerta allí mismo. Todas las miradas, incluida la de su mujer, apuntan a Frankie, la última persona en verla con vida tras una noche de confesiones y atracción prohibida que se convierte pronto en un punto sin retorno.
«Nunca me propuse escribir un thriller. Yo era ensayista, investigador y docente. Un buen día les pedí a mis alumnos de licenciatura que hicieran un ejercicio de creación literaria, asegurándoles que, si lo hacían, tendrían el comienzo de una buena historia. Ocurrió que ninguno, excepto yo, hizo el trabajo, y ahí las primeras cuarenta páginas de la dichosa novela», confiesa el autor.
Pero además de los detectives, el círculo se va estrechando sobre Frankie: su esposa, su familia, sus seguidores y hasta su propia obra –una novela que ataca a los poderosos círculos de la fabricación de armas de fuego en Estados Unidos y que lo había posicionado tanto como activista crítico de la Segunda Enmienda como de sus artilugios legales, salpicando a su hermano en el proceso– se ciernen sobre su ahora dudosa reputación, poniendo en riesgo su frágil bienestar psicológico, afectado tras las secuelas de un accidente que lo han llevado a la pérdida del impulso creativo, arrastrando su matrimonio y a sí mismo hacia la nada.
La vida entonces se convierte en tragedia y se abre una grieta en la realidad. Desde ese instante la novela despliega un descenso hacia la sospecha y el desconcierto, con un ritmo narrativo preciso y maduro que mantiene el pulso del suspenso mientras profundiza en las zonas más vulnerables del alma. De este modo, la intriga no depende de encontrar un culpable sino del proceso en que un hombre intenta enfrentarse a los verdaderos motivos que subyacen detrás de sus decisiones, cada vez más incomprensibles para sus seres queridos.
Altamirano desarma el andamiaje clásico de la novela negra para construir un relato psicológico, íntimo, que se alimenta del silencio y la ambigüedad. Cada diálogo, cada sombra de duda, está escrita con la precisión de quien conoce el peso exacto de cada palabra, de quien sabe a la perfección cómo mantener al lector pegado al libro.
«Cuando estaba a punto de terminar la novela sabía exactamente a dónde quería llegar, pero no tenía la más remota idea del camino. De pronto me sentí como Frodo cuando llega a Mordor. Todo lo que tenía que hacer era lanzar el anillo, y es ahí, justamente, cuando me asaltó el enano», agrega Óscar Xavier Altamirano.
La ciudad de Nueva York no funciona aquí como un decorado cosmopolita sino como una extensión del propio laberinto interior del protagonista: fría, luminosa y cruel, poblada de ruidos que encubren un vacío. En ese escenario, el crimen adquiere un valor simbólico del que se tiene que escapar a toda costa.
El resultado es una novela que conjuga la emoción del género con una mirada literaria de fondo. En lugar de buscar el giro sorprendente o la trampa narrativa, Altamirano apuesta por el desdoblamiento de las emociones, la psique, la duda, la contradicción.

Óscar Xavier Altamirano, autor de "Muerte sin testigo"
Una caída al interior de otra
En Muerte sin testigo el autor no busca redimir a sus personajes ni condenarlos; los observa con respeto, con la distancia del novelista que sabe que nadie es completamente culpable ni completamente inocente.
El resultado es un texto de múltiples capas, donde la memoria se falsifica con la misma facilidad que un testimonio ante la prensa; un estudio sobre la soledad y el desgaste donde el deseo se convierte en culpa y la culpa en desesperación.
Lejos de la pirotecnia del thriller convencional, Altamirano logra mantenerte al borde, pero no sólo gracias a los recursos del género, sino por las relaciones que exploran definiciones como la de la novela negra. Gratamente inesperada y compleja, Muerte sin testigo cuenta la historia de una caída al interior de otra mucho más grave, inminente, sobre la cual se vuelve verdaderamente urgente encontrar un poco de luz
Boletín: Alexandra Hernández / Órbita Central
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