Todas las familias tienen secretos, en algunas, basta solo un acontecimiento para cambiarlo todo. Era junio de 1933 en Loanneth, la mansión en el campo de la familia Edevane, todo está limpio y reluciente, listo para la esperada fiesta de solsticio de verano.

Alice Edevane, de 17 años y escritora en ciernes, se encuentra especialmente ilusionada, no solo ha encontrado el giro argumental perfecto para su novela, también se ha enamorado perdidamente de quien no debería.

Una vez que llegue la media noche y los fuegos artificiales iluminen el cielo estival, la familia Edevane habrá sufrido una perdida tan grande que tendrá que abandonar Loanneth para siempre. Transcurren 60 años.

Después de un caso especialmente complicado, Sadie Sparrow, investigadora en Scotland Yard, tiene un descanso forzado de su trabajo y se refugia en la casa de su abuelo en Cornualles, pronto se da cuenta que estar de ociosa le resulta complicado.

Un día llega por casualidad a una vieja casa abandonada rodeada de jardines salvajes y espesos bosques, ahí descubre la historia de un niñito desaparecido sin dejar rastro.

Entre tanto, en el ático de una elegante casa en Hampstead, la formidable Alice Edevane, ya anciana, lleva una vida tan cuidadosamente planeada como las novelas policiacas que escribe, hasta que la joven detective empieza a hacer preguntas sobre su pasado familiar en un intento por desenterrar la intrincada maraña de secretos de los que Alice ha pasado toda su vida tratando de escapar.

Es así como la novelista australiana, entre la intriga y una desaparición por descubrir, narra la historia de Alice, saltando del pasado al presente para ir descubriendo diferentes situaciones con matices descriptivos de cada personaje.

Editorial Debolsillo, 2018.

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