El dinero mueve al mundo; sin embargo, hubo mundo antes del dinero. El recurso que hoy se utiliza para fijar precios, así como modo de pago y registro de riqueza, está envuelto en problemas que quitan el sueño a historiadores, filósofos y economistas. ¿Cómo ocurrió su aparición?

Bien, la historia es compleja y depende de qué consideremos las primeras monedas. Ya en Mesopotamia los sumerios utilizaban hace 5,000 años los gramos de plata y la cebada como unidad de medida en los precios. Si bien tenían un valor intrínseco, servían para definir valores comerciales en otros bienes.

La BBC recupera una distinción de William B. Hafford, de la Universidad de Pennsylvania: el dinero es un método de cuantificar el valor, mientras que la moneda es “una forma física de dinero, un artículo estandarizado”.

La plata pasó a medir el valor de las cosas en Mesopotamia; se llevaban fragmentos de metal —a veces en forma de anillos— y se separaban secciones para hacer los pagos.

La primera moneda tal como la conocemos habría llegado en el año 640 a.C en Anatolia —hoy Turquía—. Se fabricaba con una aleación de oro y plata, bajo la marca del rey Aliates de Lidia. La región formaba parte, entonces, del mundo griego.

Con el tiempo, cada ciudad griega desarrolló su propia moneda, a excepción de Esparta que insistió en utilizar barras de hierro como elemento de cambio. La moneda ateniense fue la más difundida en el mundo antiguo; una cuña que representaba a la diosa Atenea le adornaba.

Más adelante, el padre de Alejandro Magno, Filipo, emitió una moneda única tras sus esfuerzos por unificar Grecia; su rostro se mostraba en la cuña. Cuando el propio Alejandro de Macedonia continuó la unificación, imprimió también su rostro en las monedas.

El papel moneda parece haber surgido en China durante la dinastía Song en el año 1,000 d.C. El imperio fue responsable de emitir, oficialmente, el primer papel moneda de la historia: el jiaozi. Fue también el primer momento en que un gobierno local se hizo cargo del sistema monetario.

La invención llegó después de una escasez de cobre en la región con el que se producían los monedas. Otros metales eran poco viables: por cada moneda de plata, por ejemplo, se intercambiaban grandes cantidades de otros materiales que eran difíciles de transportar.

En esos tiempos aparecieron también los primeros bancos; tras el depósito de monedas, se extendían certificados que servían, ellos mismos, como método de pago.

En Occidente el uso regular del papel moneda no figuró hasta el siglo XVII con sus primeras manifestaciones en Suecia.