A pesar de que los hombres han dedicado miles de años a la investigación de la superficie marina, pocos datos se tienen de su fondo. Según la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica, apenas un 20% ha sido cartografiado hasta ahora.

Bien dicen los expertos que viajar al espacio es más sencillo que investigar el fondo de los océanos. La razón es la enorme presión que el agua ejerce a esas profundidades sobre cualquier dispositivo sumergible.

La Fosa de las Marianas es el punto más bajo del que se tiene noticia y son pocos los que han podido llegar hasta aquellas profundidades. La locación se encuentra a 200 kilómetros de las Islas Marianas, en el Océano Pacífico. El punto más bajo de la región lleva el nombre de Abismo de Challenger, y alcanza casi 11 kilómetros de profundidad.

Para entender las dimensiones, el Monte Everest tiene apenas poco más de 8 kilómetros de altura.

La presión en el Abismo de Challenger es equivalente a la que producen 50 aviones jumbo, dice la CNN. Es por ello que cualquier defecto en un sumergible, por insignificante que sea, puede tener consecuencias catastróficas a esa profundidad.

Estos riesgos, más el entorno oscuro y casi indiscernible, y las temperaturas extremadamente bajas hacen de la exploración ciertamente complejas. Sin embargo, fue en 1960 que un equipo de investigadores logró descender hasta el fondo de la Fosa de las Marianas, por primera vez, en el sumergible Trieste: Jacques Piccard y Don Walsh quedaron impactados al encontrar seres vivos ahí.

Desde entonces, pocas expediciones han intentado el viaje. Aunque resalta el descenso que en 2012 realizó el director de cine James Cameron. En 2019 un nuevo equipo de investigación consiguió el objetivo de explorar parte de ese fondo marino.

Son estos los grandes misterios que residen en el fondo del océano. Un ambiente hostil al que es extremadamente complejo llegar. Más han sido las misiones que han explorado el espacio que estas profundidades. Un campo del conocimiento que todavía tiene muchas lagunas.

Foto de portada: Tavis Beck en Unsplash